martes, 23 de junio de 2009

Una viudad valiente, una más de un funcionario que se jugaba la vida todos los días por un salario de verguenza.


"Cuando acabemos con ellos, entonces se vivirá bien".

"Aquí se puede vivir muy bien sin la gente que mata porque hay gente decente, gente honrada y gente muy buena y se puede vivir muy bien porque es un sitio precioso, pero sin esa gente. Cuando acabemos con ellos, entonces se vivirá bien", asegura Francisca.
Serena, sin una lágrima en sus ojos, ha explicado que estos momentos son muy duros " pero tengo a mi marido conmigo y a mis hijos y eso es lo más grande".
El azar quiso que el viernes Francisca no acompañara a su marido. Era habitual que él la acercara en coche para que ella se fuera de compras con una amiga. La tragedia pudo ser aún peor, pero según ha asegurado "no era mi momento, nada más".
Francisca Hernández hacía estas declaraciones minutos antes de salir hacia Vitoria para asistir al homenaje a su marido. Era en la Cámara Vasca, a donde ha llegado cogida de las manos de sus hijos. Y así, sin soltarse, han permanecido todo el tiempo. Una emoción sólo rota por los aplausos y las palabras de una mujer a la que ETA le ha arrebatado a su marido.

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