Estimados amigos.
A todos vosotros mi más sincero agradecimiento por vuestros mensajes y llamadas y por vuestra sincera alegría y felicidad que habeis querido compartir conmigo.
Sé que incluso muchos de vosotros habeis recibido la noticia con mucha más alegría y entusiasmo que yo mismo.
Mis largos años de andadura política me ha demostrado que los políticos (salvo excepciones personales) son unos personajes sin crédito y poco de fiar. Y que la vida da muchas sorpresas desagradables.
Por ello, ayer mismo, comiendo con Moya y Delgado y luego mientras juntos observabámos la intervención de la comisión de Interior,les mostraba mi pesimismo inicial y sobre todo mis reservas sobre la solución final.
Si veis atentamente, y si sabeis leer entre líneas.observareis que la intervención del representante del PSOE fue muy dura y pesimista mostrando de pasada la dificultad legal de la medida, pese a que finalmente en base al acuerdo al que habían llegado votó a favor.
Es verdad, todo hay que decirlo, tal como nos manifestaron, que la unanimidad conseguida (todos votaron a favor, hecho que tan solo se produce en contadas y excepcionales ocasiones) inducen a confiar en una solución final satisfactoria.
Pero al contrario de lo que algunos, equivocadamente han interpretado, lo aprobado no significa ni produce mi reingreso en la G.C.
Es ahora el Gobierno el que debe buscar la solución y en sus manos está decidir en un sentido u otro. Se trata simplemente de voluntad política. El Gobierno no está obligado.
Si tan solo se tratase de mi tema, mi felicidad en este momento sería máxima. Soy consciente de que no habría, incialmente problema alguno.
Pero no olvideis que, como yo digo, se trata de un paquete, que contiene a cuatro personas totalmente diferentes y dispares; con diferentes y encontradas conductas. Con antecedentes profesionales y conductas en su trayectoria posterior en la vida civil totalmente contrarias.
Es significativo que los dos partidos mayoritarios hayan hecho énfasis en la enmienda presentada por ambos de estudiar los casos de forma individual, en línea con lo que yo siempre he reclamado y propugado y que la JDN trasladó a los partidos. Ese ha sido de momento nuestro mayor éxito, pues como citaron ambos partidos, sin la enmienda (propuesta por nosotros) la propuesta nunca se habría aceptado y ahí habría acabado la historia para siempre.
Lamento y no lamento (contradictorio ¿no?) que alguno de los citados en la lista no reingresará nunca. Pero nadie será culpable de ello.
Cada uno ha actuado como ha creido conveniente y ha seguido una línea que su conciencia le ha dictado. La historia hará justicia y pondrá a cada uno en su sitio.
La historia está ahí y vosotros que formais tambien parte de la misma sabreis a lo que me refiero. Sobre todo aquellos que llevais sobre vuestas espaldas largos años de lucha sindical y que por tanto conoceis los entresijos ya lejanos de nuestra lucha.
De los tres que seguimos vivos, todos tuvimos nuestras responsabilidades, tanto en el SUGC como, alguno, posteriormente en Coproper-AUGC. Todos fuimos capitanes de uno o de varios barcos (yo creo que diferentes barcos). Y en contra de la norma y tradición que dice que el capitán es el último en abandonar el barco, e incluso que, en casos, debe hundirse con él, otros abandonaron el barco incluso antes que los pasajeros y marineros, ocultándose en el ostracismo más oscuro.
Llevaron y lideraron a un ejército que los siguió fielmente inmbuidos en un respeto y admiración hacia su lider y éste en el momento más crítico los abandonó. Otros siguieron, pese a las tormentas, fuerte oleaje y con los elementos climáticos en contra, fieles a sus principios, sin abandonar la lucha en la que se habían embarcado y lo más importante, en la que habían embarcado a multitud de compañeros que confiaban en ellos. Ahora cuando se vislumbra la victoria, lograda gracias a la lucha y tesón de AUGC, reaparecen entre las tinieblas intentando participar en los honores y victoria final.
Que cada uno interprete este escrito como mejor pueda o quiera, pero es una versión y una crítica que creo que responde perfectamente a la realidad.
Mi alegría máxima sería que todos fuésemos rehabilitados. Ello sería un pago,(aunque tardío en el tiempo) a las penalidades pasadas y a las injusticias cometidas con todos nosotros. Y la reparación que nos merecemos.
Pero lo que vislumbro es que, desgraciadamente ello no será posible, y en gran parte será culpa, únicamente de cada uno de los implicados. Sería muy largo ( y ya me estoy extendiendo demasiado) explicar sus contactos kafkianos con los partidos políticos mantenidos en estos últimos meses y sus desorbitadas y alucinantes reivindicaciones y exigencias que han mostrado. Actualmente nadie quiere hablar con ellos y los evitan cuando se presentan en sus sedes.
En mi caso, tan solo se solicita la rehabilitación, simple y llanamente. Sin más exigencias ni contrapartidas.
Ahora viene realmente el trabajo más dificil (aunque parezca mentira). Y es una tarea ardua, en la que estoy seguro que la JDN se implicará al máximo. Debe convencer al Gobierno para que aplique y lleve a buen fin el mandato que la Comisión del Congreso les ha trasladado. El éxito de tal labor será un éxito, no solo para que el que os escribe, sino para todo AUGC.
Reiterando mis más sinceras garcias por vuestra alegría, atte. José Morata
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